martes, 13 de octubre de 2009

Saltando


Hoy hemos podido visionar en clase un corto animado de la factoría Pixar. Lo que ocurría en la historia es lo siguiente: en un valle había un corderito con un pelaje muy hermoso al que el resto de los animales seguía en sus bailes, pero un día, una mano lo arranca del valle, y cuando vuelve a dejarlo allí, el cordero ha sido esquilado. Ahora ya no luce el sol, sino que llueve, y los animales se ríen del corderito, por lo que éste sufre una inmensa pena. Un día, un reno-conejo descubre al cordero y le hace ver lo que importante no es el color que ahora tenga su piel, sino que puede saltar y seguir bailando. Y el corderito comienza a saltar y se da cuenta de que puede seguir haciendo las mismas cosas que antes, de hecho, su pelo vuelve a crecer. Al llegar la primavera vuelve a ser esquilado, pero esta vez, cuando vuelve, sigue saltando y feliz.
Con este documento audiovisual nos acercamos a la materia de la asignatura en el sentido en que nosotros vamos a convertirnos (o así lo esperamos) en esos conejos-renos. La moraleja del corto es que “subes y bajas, la vida es así”, y que, muchas veces, se baja de un modo en que se necesita la ayuda de otras personas para poder volver a subir; pero que, al fin y al cabo, esto es posible y se puede volver a la estabilidad.
En Intervención Educativa ante problemas de desadaptación social, vamos a encontrarnos con muchos corderos sin pelaje, es decir, con personas que se encontraban en una situación normalizada, pero que, por circunstancias de la vida, esa “normalidad” se ha visto alterada de un modo en que la persona ha dejado de ser “aceptada en la sociedad” (ahora las “ranas” y los “peces” se ríen de él), de forma que necesitan de la ayuda de una tercera persona o especialista (un “conejo-reno”) que ayude a entender que es cierto que las circunstancias han cambiado, pero que hay que relativizarlas, mirar el lado positivo… a fin de cuentas, actuar para que la/s circunstancia/s cambie/n a mejor.
Resulta también interesante que el animal que ayuda al cordero sea un “conejo-reno”, porque, como es obvio, no es un animal muy “normal”. Desde el sentido interpretativo considero que es una manera de decir que cada uno tiene sus propias peculiaridades y su forma de ser, pero que ello no tiene porque ser un impedimento para la felicidad, simplemente son unas características que determinarán nuestra disposición, nuestros gustos, forma de ser, etc. y que se debe actuar en consecuencia con ellas, sin que nos limiten, sino al contrario, ofreciéndonos diferentes posibilidades.
Otro factor importante es el hecho de que al principio luzca el sol, y después esté lloviendo. Jugando con la psicología, cuando una persona se encuentra en una situación en la que las condiciones le son adversas es muy raro que vea “luz” (ayuda o salida) por algún lado, no obstante, las “nubes siempre terminan por pasar”; y es ahí donde debe situarse la figura del especialista, explicándolo como una metáfora: “siendo la persona que ofrezca el paraguas durante el chaparrón”.
Por último, un detalle bastante importante es que el corderito vuelve a ser esquilado, pero cuando vuelve esta vez no hay ningún problema. Nosotros como futuros profesionales debemos tener muy presente esa forma de actuar, es decir, ayudar a la persona para que sepa superar su situación, pero que, en el que caso de que vuelva a darse, ella misma por sí sola, sea capaz de volver a la normalidad, puesto que además de proporcionar autonomía, esto otorga a la persona una autoestima muy fuerte, haciéndola sabedora de que es capaz de afrontar lo que venga por sí misma y superarlo sin mayor dificultad.

1 comentario:

  1. Muy buena línea de argumentación. De esto se trata en el blog. Por cierto, sería bueno que cambiases la plantilla del blog porque para leer, el fondo negro con las letras blancas hace que después de leer unos minutos te quedes viendo todo "en negativo". Jose

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