lunes, 19 de octubre de 2009

Por qué influye el nivel educativo de los padres en el de los hijos


En la pasada sesión de clase se abrió el debate acerca de la relación que guarda el nivel de estudio de los padres con el de lo hijos. El debate no tuvo "mucho peso" puesto que muchos no consideraban que fuese cierto el resultado de la investigación, pero se tuviese la posición que se tuviese, todos la argumentábamos según nuestra experiencia, algo que no resulta demasiado científico.
Hoy, leyendo unos apuntes de otra asignatura se tocaba este mismo tema, aquí, como es de esperar si está bien argumentado y explica por qué se da esta relación. Puesto que me ha parecido muy interesante y que viene a propósito de un tema que no quedó cerrado, adjunto a continuación el resumen de la lectura, que en este caso pertenece a al libro "Condición marginal y conflicto social" de G. López Hernández; más concretamente, al capítulo 5 "Análisis de los procesos consolidadores de la marginación social colectiva"
"En este capítulo analizaremos otros procesos que convergen con los mecanismos funcionales del sistema social y que nos van a dar cuenta del dinamismo existente entre los diferentes elementos de los subsistemas sociales y sus recíprocas interacciones.
Estos procesos, a diferencia del que genera la marginación social, son eminentemente subjetivos. Se dan entre los sujetos y vienen marcados por las relaciones humanas entre los individuos y los grupos.
Otra característica común a todos estos procesos, es su circularidad, pues la posición del sujeto marginado en cada uno de los subsistemas en que se dan tales procesos determina si posición en los restantes.
1. El proceso educativo
1.1. Repercusiones para el ser humano
1.1.1. La adultez y la identidad personal
Un proceso educativo correctamente llevado desemboca necesariamente en la adultez del individuo que recibe esta influencia positiva que llamamos educación. Esta es su primera y más valiosa repercusión.
La adultez no es posible sino a través de las interacciones y relaciones sociales de los grupos naturales y sociales.
De cómo sean las relaciones humanas desde el origen, entre el individuo humano que viene a la vida y los grupos primeros con que se encuentran dependerá su formación o deformación. Lo importante en este proceso es cómo se viven estas relaciones, cómo el niño interioriza las pautas y las normas de los mayores. Es por ello un proceso creativo en el que sel ser humano se va creando a sí mismo. De aquí que las pautas educativas sean esenciales para la realización de la identidad persona, a través de la imagen de sí mismo y de los otros, que se adquiere justo en este proceso educativo.
1.1.2. La confianza básica
Toda relación humana auténtica ha de asentarse sobre el tejido cálido y confortable de la confianza. Por tanto, toda relación pedagógica debe basarse también en la confianza.
La experiencia vivida nos confirma que es imposible proporcionar una atención ral al niño o adolescente con problemas o conflictos frente a los adultos o la sociedad en un clima de desconfianza y defensa mutuas. Por tanto, vemos como ineludible la necesidad de esforzarse en restablecer la confianza básica perdida.
1.2. Consolidación del sistema social
Interesa a dicho sistema social que sea un proceso facilitador de la sunción por parte de dicho individuo de los contenidos y objetivos del propio sistema establecido. Por ello la educación y el aprendizaje o socialización se realizan en instituciones sociales que desde el punto de vista estructural son instituciones del control social informal que desplegarán sus mecanismos propios para recabar del individuo el plegamiento al sistema. El proceso educativo y el aprendizaje preparan para el conformismo.
1.3. Formación diferenciada y consolidación de la marginación social colectiva
Desde el origen, el niño y el adolescente marginados, por el hecho de serlos, están llamados a vivir este proceso de formación educativa personal y social de manera bien diferenciada de los otros no marginados.
Para distinguir el proceso educativo del niño y adolescente marginados, importa destacar la perspectiva con la que son percibidos socialmente y cómo son tratados en consecuencia. Estos niños y adolescentes marginados desde el primer grupo en el que surgen a la existencia hasta los grupos buscados o creados por los mismos, van a sufrir en su cuerpo y en su psique el estigma o marca de diferenciación.
Como vemos se da una concatenación lógica entre el proceso objetivo de carácter estructural generador den la marginación social y el proceso subjetivo interrelacional en que consiste la formación educativa del ser humano, mediante la cual este se va integrando paulatinamente en el medio social, a través de su paso por las distintas instituciones sociales, que por ello reciben el nombre de agentes de socialización.
En consecuencia, podemos decir que la marginación es una realidad objetiva, consolidada socialmente en un proceso de desajuste en el que participan todos los sectores sociales. Por tanto, estos procesos consolidan la marginación social colectiva y con ello la condición marginal.
1.4. Dificultades en la familia marginada para la tarea educativa
La familia, que es el primer agente de socialización, en los grupos marginados se ve afectada por la carga sociológica de la condición marginal con sus privaciones o deficiencias económicas y sociales. Las familias no son causa de la inadaptación o desviación social, sino efecto del mal funcionamiento de los mecanismos del sistema estructural de la sociedad.
De aquí que la tendencia a culpar a los padres de las privaciones económicas y errores afectivos y educativos frente a los hijos, no sea el camino real y acertado en este tema.
2. La relación pedagógica en la familia
El proceso de formación individual y social se desarrolla mediante relaciones humanas. Las reacciones y actitudes de los padres y hermanos en sus relaciones recíprocas van a ejercer una influencia decisiva en la evolución psicosocial del niño y del adolescente y su comportamiento futuro.
Dentro de estas relaciones destaca de una manera especial la relación pedagógica como influencia específica dentro de proceso de socialización, el papel de la familia debe considerarse fundamental, ya que son los padres las primeras personas que entran en contacto con el niño; y a través de esos primeros contactos con el niño se va introduciendo en el grupo social más amplio hasta formar parte de él.
Los defectos de la educación parental guardan estrecha relación con los comportamientos anómalos y las carreras delictivas.
2.1. Impedimentos educativos
La determinación estructúralo objetiva que entraña la condición marginal se traduce, en el proceso educativo que estamos analizando, en dos aspectos de importancia relevante en el terreno pedagógico. El primero está constituido por ciertas deficiencias educativas por parte de los padres. El segundo deriva de situaciones existenciales de desfavorecimientos.
2.1.1. Deficiencias educativas personales
a) Falta de conciencia sobre la importancia fundamental de la educación en el desarrollo del ser humano y de la responsabilidad de los padres en la educación de los hijos.
b) Incapacidad o falta de preparación para el cometido educativo.
Se vive como si no fuese preciso salir de la situación de desconocimiento o ignorancia que impide totalmente adquirir estas capacidades educativas. Esta dramática realidad deja al niño paralizado en su natural proceso educativo, como cortado en su historia evolutiva, hasta que las influencias negativas del exterior orienten dichos procesos truncados en otro sentido, casi siempre más destructivo.
2.1.2. Situaciones objetivas de desfavorecimiento
a) Falta de tiempo material para educar
b) Desplazamiento espacial hacia zonas urbanas desfavorecidas
La familia marginada está por sola incapacitada para aportar modelos normalizados de comportamientos, como pretende el sistema. De ahí la necesidad de crear espacios formativos donde estos padres de familia marginados puedan adquirir la conciencia y capacitación que se requiere para la relación educativa.
El nivel profesional de los padres determina en gran parte las actitudes ante la educación de los hijos y ante la escuela, condicionando a su vez en alguna medida el éxito o fracaso en esta última e influyendo en la relación del sistema educativo con su entorno, la cual refuerza o no la actitud inicial de los padres.
2.2. Errores educativos
2.2.1. Severidad o disciplina excesiva
Es la dureza del padre, como tónica general. Es el principio autoritario en su más alta expresión. El efecto perjudicial para el niño es, que quedan anulados los “motivos” del cambio, pues así no puede haber respuesta confiada y amorosa, antes al contrario, lo que se genera es agresividad, por la sobrecarga de frustración e inhibición que produce la vivencia ansiosa del temor fundado.
2.2.2. Permisividad o blandura
Es propia de las relaciones madre-hijo, dando lugar al niño mimado. Está en íntima relación con la superprotección, como categoría afectiva de la madre. Su origen frecuente se encuentra en el deseo compensatorio de los problemas y frustraciones conyugales.
Este defecto es más grave que el anterior, puesto que sus consecuencias son más perjudiciales para la persona. Dichas consecuencias son: el dilatar la inmadurez del niño o adolescente y mantenerlo distante de la realidad, con la que tiene que vérselas tarde o temprano.
2.2.3. Incoherencia
Se basa en la denominada actitud errática. Los comportamientos educativos de los padres oscilan entre la blandura excesiva u la excesiva severidad o rigor. Puede que esta oscilación o alternancia no se dé en ambos padres, sino que exista polarización entre las figuras parentales: entonces se produce efecto huída o refugio del muchacho en el progenitor indulgente, que le facilita, a su vez, la huída de la realidad. Lo más grave es cuando uno de los educadores toma una actitud frente al hijo o educando, da una orden a éste y luego el otro desautoriza, expresa o tácitamente, la posición del primero o viceversa. Hay que entender aquí que por mucho esfuerzo que ponga el hijo en hacerlo bien, estará yendo del uno al otro, sin comprender nada y tarde o temprano resultará descompensado o desequilibrado. El proceso será destructivo, en lugar de creativo como debe ser todo proceso educativo.
Deja al niño sumido en la mayor desorientación y desamparo. Se instala la duda, el escepticismo; lo cual hace que se tambaleen y se vengan abajo los puntos de referencia, imprescindibles en toda educación. Hay por tanto, pérdida de la principal función de los padres: ser puntos de referencia válidos para los hijos.
Podríamos añadir a estos tres errores fundamentales al menos otros dos más:
- Padres muy posesivos: el efecto es que crean dependencias en el hijo y por tanto culpabilizan el deseo natural de crecer e independizarse.
- Exigencias de gratitud: son muestra de ello las expresiones que todos conocemos: “lo que nos hemos desvelado por ti”, “los sacrificios que hemos hecho por ti”… Se está pidiendo a cambio el reconocimiento, la gratitud. La consecuencia es el infantilismo y el sentimiento de culpabilidad.

3. Proceso de identificación negativa
Las familias marginadas, con sus deficiencias, fallos relacionales, impedimentos y errores educativos, trasladan su propia diferenciación a los pequeños educandos, con lo que desencadena el proceso de identificación negativa, mediante el cual el ser humano terminará vivenciando como real e inevitable lo que de él se prognostica anticipadamente.
La imagen de sí mismo que va inyectando el niño o adolescente está condicionada por percepciones y valoraciones de los otros, de esos otros que en ese momento esencial de socialización tienen un fuerte poder de transformación sobre él. Hay que tener en cuenta que la vida del niño se caracteriza por esa fuerte tendencia a identificarse con su grupo. Espontáneamente se va apropiando de creencias y valoraciones de las personas que le rodean. Desea ser aceptado por ese contexto.
4. El proceso de formación diferenciada en la escuela
4.1. Influencia condicionante de la escuela
La influencia de la escuela en orden a los comportamientos anómalos y delictivos se puede considerar desde diversos ángulos o aspectos.
Un primer punto sería constatar si la falta de escolaridad en general se corresponde con los comportamientos anómalos de las capas no integradas en el sistema de la sociedad. Con los diferentes estudios queda en pie como válida la correlación entre pobreza o deficiencia educativa y no integración o disociabilidad del niño o adolescente. Pero lo que también nos demuestra es que las oportunidades de acceso a la cultura oficial y en consecuencia a la formación y promoción personal, les han estado vedadas a la mayor parte de estos grupos sociales. A esto se añade la escasa valoración que de la escuela y de la formación educativa suele tener el medio social en que estos niños y adolescentes se desenvuelven, que les hace renunciar o abandonar las menguadas posibilidades que el sistema les ofrece.
Una segunda cuestión sería ver de qué forma incide la escuela en los trastornos de los niños y adolescentes y en sus comportamientos anómalos y delincuenciales. La discusión aún no es pacífica.
Más importante nos parece tratar de ver si la escuela agrava las reacciones o actitudes comportamentales de los muchachos y/o coadyuva a la no integración de los mismos en la sociedad. En términos generales reina el acuerdo entre los investigadores del tema.
El maestro puede reaccionar o asumir una actitud inadecuada ante los trastornos comportamentales, tales como: falta de rendimiento, hostilidad, agresividad, etc. aunque las raíces de ello no estén en la escuela, sino fuera de ella. Si el maestro por falta de información o de comprensión, reacciona de modo inapropiado, con medios coercitivos, lo que conseguirá es agravar la situación de rechazo, incubando más lo que aún era incipiente. Por el contrario, si el chico encuentra satisfacción en el ambiente familiar, si no está traumatizado por el mismo, es claro que soportará o llevará mejor las incomprensiones e incluso las injusticias del educador. Aquí vemos la interdependencia entre la familia y la escuela.
4.2. El proceso de endurecimiento
Los métodos de la disciplina escolar no pueden conseguir sus fines más que cuando el niño haya alcanzado un grado de madurez afectiva con relación a su edad, pero son inoperantes si está anclado en un estado de su vida afectiva o su sensibilidad ha sido rota por experiencias traumatizantes. Entonces se produce en el muchacho el sentimiento y a la vez la convicción de ser así y de tener que funcionar así, se ve desde este momento identificado a una cualidad intrínseca de su ser, que no sabe no puede distinguir de su conducta. Comienza aquí una dinámica psicosocial sumamente interesante, pues esta situación lleva al niño, de un lado, a reforzar las reacciones repetitivas o compulsivas y, de otro, a considerar todo cambio poco menos que imposible, y, en consecuencia, absolutamente vano todo esfuerzo que tienda a su enmienda.
Se reafirmará así el proceso de identificación negativa. Se desarrollará el proceso de endurecimiento, que le llevará a su exacerbación cuando es dejado por imposible por el maestro como alguien por quien no vale la pena molestar, ni siquiera castigar. Abandonado a sus tendencias o pulsiones, carente de las capacidades y madurez necesarias, aumenta su agresividad destructiva, capaz de propinar el golpe a quien percibe como agresor. Se ha arrinconado en la disocialización que le aleja cada vez más del mundo que le rodea. Se siente como arrastrado a este camino regresivo
4.3. La relación entre maestro y alumno y las actitudes
De ella derivará la actitud que el niño vaya a tener frente a la autoridad. El maestro es el modelo para el niño ahora y un especial sustituto de los padres.
Lo importante a destacar aquí es que el diálogo y la auténtica relación comunicativa están ausentes. La incompetencia de la escuela respecto a la captación de los sistemas de comunicación y del universo cultural de muchos de estos niños, distintos al universo cultural oficial lleva frecuentemente a la ansiedad ante aquello que no se comprende, a la antipatía, al desprecio y a la intolerancia. Todo ello nos muestra que no puede darse aquí la simetría relacional que requiere el diálogo.
4.4. Recapitulación
Las reacciones y actitudes de la escuela, en general, refuerzan las mismas de la familia, al tratar de diferenciar, desvalorizar, discriminar y, en consecuencia, ir consolidando la marginación del niño y adolescente con estos trastornos afectivos e intelectuales. La escuela no está diseñada para facilitarle la tarea de aprender; lo que no vale es el sistema, porque está pensado de tal manera que constituye una carrera de obstáculos para el desarrollo personal y el aprendizaje.
La escuela reproduce las divisiones y diferencias que existen en la sociedad de clases y la división de funciones en el trabajo, consolidando así la marginación social colectiva."


Aunque quizás un poco extenso, considero que el artículo es muy apropiado, ya que explica claramente el por qué de aquello que debatíamos y tiene una línea argumental muy fácil de seguir; además, no lo he puesto porque ya se desvía algo más de nuestra asignatura, pero el capítulo continua con la situación en la que el joven accede al mundo laboral y las trabas que, nuevamente, encuentra; y el muy gran medida, debido a todo esto que hemos señalado: la mala experiencia en la escula, la identificación negativa, los fallos de los padres. etc.
Además, en mi opinión personal, considero que con este artículo se hace también una crítica no tanto a la escuela como a la formación (o más bien falta de formación) de los educadores "oficiales".
Según tengo entendido, con las nuevas titulaciones del Plan Bolonia, ya no basta el título de alguna carrera con materia escolar para ser profesor, sino que habrá que realizar algún tipo de máster en el que se especialice a la persona para su función docente. Creo que es una de las mejores (o una de las pocas cosas buenas) que posee este nuevo plan de estudios, puesto que el hecho de que una persona haya sido capaz de superar unas oposiciones o un "cursito" de enseñanza no demuestran que sea un buen docente, es más, no preparan para serlo. Considero necesaria una formación en psicología, educación y otras materias de las ciencias sociales que enseñen, ahora sí, a tratar con jóvenes con problemas, puesto que si realmente queremos erradicar las situaciones de exclusión, en la educación tenemos una llave que puede tener unos resultados muy satisfactorios.
Además, desde la perspectiva personal puedo corrobar que los profesores se encuentran muchas veces en esa situación de "yo ya paso del chaval, porque ni quiere estar en clase ni yo puedo hacer nada", puesto que mis padres son profesores y se las he escuchado en más de una y de dos ocasiones. Y no por ello considero que sean mejores o peores profesionales, simplemente que no tienen lo recursos necesarios para saber tratar estas situaciones; ya sea porque ha habido un fallo en la formación de los docentes o bien porque no interesa que se solvente esa carencia; pero este último es un tema muy complejo y puesto que no poseo de conocimientos suficientes para argumentarlo, dejo en el aire esta duda.

1 comentario:

  1. Muy bien Lourdes, has establecido una relación entre los contenidos de clase con otra asignatura... que nos hemos quedado sin saber cuál es. Te aconsejo para la próxima vez que escanees el artículo y lo insertes como imagen. O bien, si lo tecleas como esta vez, lo guardes como documento de word y los subas a Google Docs para que no resulte una entrada tan extensa y el que quiera que pinche el enlace al texto completo. En tu entrada deberías limitarte a exponer tus conclusiones o "sacar punta" a determinadas cuestiones del texto. En cuanto a los contenidos del artículo hay algunas afirmaciones del texto que resulta contradictorias, si bien el grueso de la argumentación está en concordancia con las investigaciones recientes con respecto al tema. En tus comentarios estoy muy de acuerdo con la deficiente formación del profesorado en secundaria y bachillerato, aunque no tengo muchas esperanzas en el master de secundaria que se está implantando este curso. Buen trabajo. Jose

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