martes, 9 de marzo de 2010

Artes marciales

El seminario que tratamos el pasado día 2 de marzo trataba acerca de las artes marciales.
Las artes marciales, fura de lo que muchos entendíamos por ellas, son multidisciplinares; es decir, no está únicamente orientadas a la defensa personal, aunque esa es una de sus premisas. Las artes marciales tratan de buscar y experimentar el concepto de armonía, el crecimiento personal; aunque se pueda emplear como defensa personal. La defensa personal es una de las técnicas, una de las funciones, pero no es su objetivo. Por ejemplo: tienen que ver con el instinto de supervivencia en lo que se refiere a la defensa personal, es cierto, pero en el mismo nivel que lo puede ser también la vivienda, la comida, el vestido… También tienen que ver con la búsqueda de la espiritualidad (no estamos hablando sólo de religión, sino del amor, la felicidad, el equilibrio personal…). Es también muy importante la meditación, ya que sin meditación no puede haber armonía.
Podríamos decir que las artes marciales, son en cierta forma, una filosofía, un estilo de vida: “Primero tienes que abandonar lo que crees que sabes”: creación de desapego, no hay que aferrarse a nada.
A lo largo de la vida, como bien explican las teorías críticas, nos encontramos con el conflicto: la confrontación entre dos realidades que suponen contrapuestas. Ante esta situación (ya se trate de conflicto físico, emocional, laboral…) las reacciones instintivas son la huída (pero entonces el problema sigue viniendo detrás), la violencia (pero crea agresión, malestar, tampoco es la respuesta); y una última opción, que es la que nos proponen las artes marciales: la protección de uno mismo, ya sea a través de las técnicas de defensa “Pudiendo ejercer violencia, no lo hago; a través de unos movimientos bloqueo al oponente y me protejo a mí mismo”, ya sea a través de la meditación y el conocimiento de uno mismo.
Si las artes marciales se practican como evasión, se sigue la huída, no nos ayuda; si se enfocan sólo a la violencia, tampoco, porque no nos ayuda a mejorar como personas. A todos nos interesa descargar nuestra agresividad, pero no experimentar sus consecuencias. Las artes marciales permiten aprender a estar, encontrarnos la situación de peligro y actuar con ella desde el deseo de no conflicto. Lo importante no es preservar TU vida, es preservar LA vida.
Premisas básicas:
- Hay que reconocer al ser humano como un ser orgánico, un ser vivo, flexible, que puede moverse con naturalidad, esto ayuda a fluir la energía y a sentirse bien dentro de ti.
- Activar mi capacidad a través de las tres verdades:
o La verdad universal: aquellas leyes que nos afectan por igual a todos (gravedad, inercia, acción-reacción).
o La verdad personal: tu propio cuerpo. Ser humano es alguien que se yergue y camina. (Hay que aceptar nuestras condiciones, no cambiarlas)
o La verdad del arte: el aspecto de la técnica
- La aceptación de la agresividad: la agresividad está dentro de todos nosotros, no podemos negarla. A lo largo de la vida hay que acumular experiencias que nos ayuden a crecer como personas; lo importante no son los títulos, sino la persona. Hay que trabajar cobre las emociones, y en ellas influyen los cinco elementos (movimiento elementales de la energía):
o El fuego cuando se consume alimenta la tierra  de la tierra surge el metal  el metal cuando se condensa produce agua  el agua alimenta la madera  la madera alimenta el fuego.
En el concepto budista “somos”, no “tú y yo” por separado. Para poder ayudar te tienes que mojar, te tienes que meter dentro. Es necesario tener energía y convicción.
Aproximadamente, esta la fue la información que pudimos recoger de este seminario, no obstante, muchos se pueden preguntar qué utilidad tiene esto para un educador social, o qué relación puede existir con la asignatura, pues bien, para ambas cuestiones creo que he podido encontrar una respuesta.
En lo que se refiere al propio educador social en sí, considero que este seminario es muy válido para demostrar que esta “filosofía” presente en las artes marciales es muy válida para el trato con el prójimo en varios aspectos:
- Para la correcta ejecución de las artes marciales, es necesario saber escuchar al otro, prever sus movimientos (sus reacciones) en función a lo que su cuerpo nos dice. Abstrayendo un poco esta idea, el educador social, al igualo que el trabajador social, trabaja directamente con los problemas de las personas, por lo que se hace esencial saber escuchar: no sólo con las “orejas”, sino también lo que nos dice su actitud, su posible ansiedad o no, sus miedos… todos los mensajes implícitos que puedan estar presentes en su discurso.
- Si las artes marciales no agreden al oponente, sino que lo bloquean sin causar daño, es porque el movimiento es un acompañamiento del otro. En ese sentido, el educador social también debe enfrentarse al otro saber dejar claro hasta donde se puede llegar con la intervención, qué es válido y qué no; y no puede ser algo traumático o dependiente, sino que esta acción se debe realizar desde el acompañamiento y la claridad
- Una de las últimas premisas que hemos descrito es que el budismo no considera el “tú y yo”, sino que entiende el “somos”: el educar social no es que deba hacer propios los problemas del otro, pues entonces se “quemaría” muy rápido, pero sí debe tener la cercanía suficiente como para poder decirle a alguien que no está solo ante una situación, sino que tiene un apoyo y que van a trabajar juntos.
En tanto que a la aplicación para la asignatura, y más concretamente para las personas con las que vamos a trabajar, considero que es también muy válida en el sentido en que debemos concienciar a las personas en que la huída o la agresividad (pagada con quien sea) no son las respuestas aceptables, sino que debe hacer frente a su situación a través de otros métodos. También es relevante la importancia de la meditación y el saber estar: muchas personas se enfrentan a múltiples problemas porque en el momento oportuno no se han parado a pensar que se le podían dar soluciones de mejores formas, (por ejemplo, cuando una persona debe dinero y pide un préstamo para solucionar sus deudas, acabando aún más endeudado).
Un último aspecto sencillo, pero no menos importante, es que como actividad extraescolar, las artes marciales pueden venir muy bien a aquellos niños con los que vamos a trabajar (aunque con todos en general); ya que supone un lugar más de reunión entre personas, se enseña una filosofía y un modo de pensar muy en la línea de la meditación y la reflexión y proporciona seguridad, a través de sus técnicas, sin emplear por ello la violencia, pudiendo prevenir actos violentos e incluso vandálicos.
He adjuntado a continuación un video, que no es de artes marciales, sino boxeo, pero que demuestra igualmente cómo un deporte, estando bien orientado y bien llevado, puede sacar a la gente “de la calle”, llevarlos hacia una vida más sana y saludable y ayudarlos en diversos aspectos de su vida.

http://www.youtube.com/watch?v=e5Yib3vq4Eg&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=4AeJ3y7v0Ow&feature=related